lunes, 28 de febrero de 2011

Oh, cariñosa doncella,
alimenta la bestia de mi ego,
quién procreará un hijo
que me arrastrará hasta un acantilado
y arrojará mi cuerpo mutilado.

domingo, 27 de febrero de 2011

-¿Dónde estás?
-En ningun lugar, y en todos.
-¿Todos?
-La musica me lo dijo.
-¿Con quién estás?
-Estoy solo.

lunes, 21 de febrero de 2011

Bosque de cactus

Fue ésa la primera vez,
recuerdos de una pantalla.
Te movías como una preciosa flor,
pero con polen de algo más.

Deshojé, el curioso ser
y me agarro por el cuello.
Lejos de la tierra y tan cerca del suelo,
esperando el vómito de las estrellas.

Un tallo de un verde violento,
sus raíces dentro de mi espalda.
Una triste forma de amor,
que acaba en un vuelo anhelado.

La mancha no sale de la pared,
(grita a veces por las noches)
Bosque de cactus puraespina,
sirena de ciudad.

domingo, 13 de febrero de 2011

Dos relaciones del Flaco Spinetta: Piazolla y Ceratti

Piazolla hablando de Spinetta y el rock.

- La gente del rock te admira, pero vos parece que los ignorás...
- ¿De qué gente me hablás? ¿Quienes me admiran?… Por favor...
Salvo el pibe Aznar y Spinetta, los demás creo que me huyen, como tantos otros...
- Vos no te acercás a ellos tampoco...
- Con qué tiempo... Me río cuando me llaman maestro…
Yo solo tengo tiempo para mi música y no me alcanzan las 24 horas, me da bronca cuando duermo.
No tengo ni tiempo ni paciencia para enseñar nada, pero si me preguntaran con gusto les aconsejaría maestros en serio y que ejercen: Gandini, Schneider, Ziegler, Pane, Malvicino, Suarez Paz; ellos saben en serio enseñar.
- ¿Y la experiencia con Spinetta?
- Fue bárbara. Pero tenemos dos mundos diferentes.
El "Flaco" es un fenómeno como cantautor y yo soy sólo un músico.
Siempre me costó entender la poesía cantada.
Soy de los que creen que la poesía tiene su propia música y la música su propia poesía.
Laura me lee las canciones de Silvio Rodríguez o del "Flaco" y me parecen bárbaras, y ellos le ponen una música apropiada a lo que crean. Buscan la belleza en esa conjunción.
Spinetta es uno de los tipos más honestos que conocí en nuestro medio, como Jairo, otro fenómeno de tipo.
- Pero en el rock hay muchos músicos tambien, que se ganaron a todos los pibes, al revés del tango que los pateó...
- Lo que más me molesta de los rockeros argentinos es su falta de inquietudes.
Dicen que hacen fusión… ¿de qué? No alcanza con que Charly García le ponga nombre de tango a sus discos, eso no es fusión, no es nada. Que tomen el ejemplo de Queen, Pat Metheny, Sting, Emerson, Lake & Palmer.
Este Keith Emerson es un tipo de conservatorio, un pianista de nivel mundial.
Sting fue a golpear la puerta de Evans. Hay muchos así, están podridos de tocar siempre lo mismo.
Ojo que al rock de otros lados le está pasando lo mismo, como pasaba con el tango del ´40. Yo estaba ahí. Nadie aceptaba cambiar nada.
En el ´39 cuando entré a la orquesta de Troilo y hacía los arreglos, no es cierto que el gordo me tachaba cosas… la gente en realidad no lo aceptaba. Yo tachaba... Al rock me parece que le pasa lo mismo.
En Londres vino al camarín despues de una actuación el guitarrista de Genesis y se puso a charlar con Lopez Ruiz, que me decía que era un fenómeno.
Fuimos a cenar y él mismo me dijo que hacía 10 años que tocaba lo mismo y creía que la desvinculación de los Beatles en buena parte se debía a lo mismo y rescataba a Harrison como el que más buscaba las fusiones para salir de ese cuarto encerrado del éxito.
Yo le conté lo que me había pasado a los 19 años.
Fuí a ver al Colón con mi viejo a Arturo Rubinstein que se había instalado en Buenos Aires. Quedé deslumbrado. En una semana escribí una especie de sonata y se la llevé a la casa, de caradura absolutamente. Me recibió bárbaro, estaba morfando tallarines y cuando terminó me dijo: "deme lo que escribió" y se puso a tocarla al piano. Era una reverenda porquería y yo estaba colorado como un tomate.
Terminó, me miró fieramente, pero con mucha ternura me preguntó si quería ser músico.
Le contesté que sí naturalmente. Entonces me dijo muy simplemente: "póngase a estudiar"
Y ahí nomás me dió la dirección de Castro que no tenía alumnos y que me recomendó a Ginastera y aunque parezca mentira, fuí el primer alumno de ese monstruo.
- ¿De Argentina no rescatás nada más que a Spinetta?
- ¿Vos querés que tenga más enemigos de los que tengo?
No conozco, che. No tengo tiempo para escuchar nada más que a la pasada, me baso más que nada en lo que me comentan mis músicos. Yo estoy mucho más cerca de hacer rock que ellos de hacer tango, están lejos de todo.
Los pibes critican a los tangueros por ser cerrados y tienen razón, pero ellos tampoco zapan con nadie, tendrían que fijarse en los brasileños que hacen una cruza fenomenal con todo el mundo y buscan salir de la mediocridad.
Se nutren entre ellos y con todo lo bueno que venga de afuera.
En mis recitales en Brasil hay siempre, al menos 20 músicos que vienen a escuchar.
En Argentina, sólo algunos del tango. Me gusta lo que está haciendo Lito Vitale que se sacó de encima ese rock sin alma.
Lo estoy siguiendo. Zapa con todo el mundo y no deja de intentar cosas nuevas. Eso es auténtica fusión.
- ¿Estuviste con Yupanqui alguna vez?
- Sí, dos veces. Una me lo crucé en la calle en París y él me vino a saludar. Sinceramente me quedé helado, no supe que decirle.
Era como toparme con San Martín. No me salía una palabra. Lo mismo me había pasado hacía muchos años en Nueva York cuando me presentaron a Stravinsky, igual me quedé mudo, yo sólo quería mostrarle mi admiración y decirle que mi primer estudio con Ginastera fue la Consagración de la Primavera.
Nada, che; el viejo me invitó a su casa y yo tardé como dos semanas en aceptar, a pesar que vivía muy cerca.
Me animó Jairo y fuimos.
Empezamos a matear y yo seguía sin poder emitir palabra, porque cada comentario que hacía eran sentencias de tres frases tan redondas que me parecía grosero responder. Hasta que la mujer, que era reculta y macanuda, se acercó con el mate y por abajo me dijo: "Ataque con todo que a él solo le gusta el silencio de la montaña, pero no el de las personas"Menos mal que el viejo era fana de Ravel y de Bartok y por allí encontramos la charla de más de cuatro horas y me sorprendió sus conocimientos musicales, sobre todo de armonía, aunque a cada frase me pedía disculpas por su ignorancia y me decía que envidiaba mis conocimientos.
Cuando hablamos del bandoneón, me dijo que su único placer era escucharlo al viejo Isaco Abitbol cuando viajaba por Santa Fé. Casi se muere de la alegría cuando le dije que nosotros ibamos con el gordo Troilo a verlo cuando nos ibamos de pesca…

Spinetta hablando de Piazolla


- ¿Lo conociste personalmente a Piazzolla?
- Sí, pero no tuve una excelente relación con él... Piazzolla fue muy duro con nosotros porque, para él, eramos todos "orejeros"
"Spinetta se dispersó como las aspas de un molino de viento" dijo una vez. Que al principio pintaba bien, pero después me había ido a cualquier parte.
Quizás haya algo de cierto en sus declaraciones, pero por más que haya dicho cualquier cosa de mí, yo siempre lo admiré.
Una vez me invitó a tocar, después de todo eso.
Ahí tuve la necesidad de aclararle telefónicamente que realmente no me sentía como para estar al lado de él en un escenario, porque yo no sé escribir ni leer música. La sola idea de estar con él en un concierto me hubiera paralizado...
Me lo perdí...
Aún así, considero que su trabajo es monumental y su música realmente me ha inspirado muchísimas veces.
Piazzolla es un lujo, lo que ha hecho es imperecedero...

Poema de Spinetta dedicado a Ceratti en estos días:


142fc496eac1104b24ae30fdcb1cffa1Luis Alberto Spinetta le compuso un poema a su amigo y colega Gustavo Cerati para darle ánimo. La poesía fue publicada en el sitio oficial del Cerati, quien permanece internado en la Clínica Alcla, recuperándose del accidente cerebrovascular que sufrió tras un recital en Venezuela.
Estos son los versos que el Flaco le dedicó a Gustavo: 



Dios Guardián Cristalino de guitarras
que ahora más tristes penden y esperan
de tus manos la palabra
Precipitándome a lo insondable
tus caricias me despiertan a la vez
en un mundo diferente al de recién...
Tu luz es muy fuerte
es iridiscente y altamente psicodélica
Te encuentro cuando el sol abre una hendija
que genera notas sobre la pared sombreada
Y suena tu música en la pantalla
sos el ángel inquieto que sobrevuela
la ciudad de la furia
Comprendemos todo
tu voz nos advierte la verdad
Tu voz más linda que nunca

Luis Alberto Spinetta

viernes, 11 de febrero de 2011

Editor de mentiras.

A el pontífice inexacto.


Desleal a un mapa terrestre,
Marcando profundas huellas de la no-existencia,
Rastros de garras en poéticas figuras,
Sumergido en un magma de placer.

Jamás abandonar la guarida,

Pulso firme sobre monitores explotados,
arranca ojos de sus aliados para hacerles el amor.

Orgasmos y lucidez,
crea sus propias marionetas para el mosaico,
corre por laberintos de viento petrificado.

En su cementerio, solo unos segundos me bastan para abandonarlo.
Ser repulsivo que vomitas tumbas sin nombre, profanándolas y escondiéndolas para tus necrofílicas experiencias.
El sol de la tarde se tiñe del color de los ojos de sus muertos, lágrimas coaguladas sobre su vientre enceguece mi pálido pájaro
y abandono estos escritos por temor a desprender su mirada, en un ego que lo derrumbe, que nos destruya a todos...

lunes, 7 de febrero de 2011

Cura para el pánico

Y esa figura imponente detrás de la neblina, a la distancia, como una fantasmagoría o un recuerdo de algo que logró huir. Rasguñando el cielo con hilos negros, faros logran darle una expresión antinatural detrás de los abetos.
 Si en algún momento,
 en algún lugar,
se encontrara la cura para la incomodidad,
los horrores se tornarían temprano,
Una flor,
Y esa montaña otra vez sobre el horizonte que me hace volver a la prosa. La lluvia dorada atormenta mi costado aún detrás del vidrio. ¿Qué hacen esas varas en el medio del desierto? Y la montaña, en un efecto lunar, nunca parece desaparecer de ese mismo lugar. Arbustos cada vez más bajos hasta parecer un triste desierto, aunque unos arcos plateados.
Si en algún momento,
En algún lugar,
Se encontrara la cura para la vergüenza,
Los horrores se tornarían temprano.
Un arbusto,
Y la montaña que no desaparece, en su bello camuflaje con el cielo de agua. Cubos sólidos nacen del suelo y contaminan la pureza del cosmos. Una ola surca el cielo ¿Pensaste que podría ser de mar? Un barro gris emerge del suelo, solo atisbo a ver un clavel del aire.
Si en algún momento,
En algún lugar,
Se encontrara la cura para el pánico,
Los humanoides terrestres no encontrarían fin,
Un desierto,
Y la ciudad, que ya no nos deja ver la montaña. 

sábado, 5 de febrero de 2011

Loto de engranajes

Fotos de un lugar irreconocible,
¿Dónde te paraste a ver el jardín?
Es que no forma parte de la senda,
no te acuestes lejos de la orilla.

Una repulsión magnética,
mis manos se detienen al final,
Quizás debas caminar de noche,
y de día los pájaros te arranquen los parpados.

¿Más anfetaminas señor?
Un café y a hacer el amor,
te golpeás la cabeza contra la pared,
la máquina se abre en un loto de engranajes.

Un cuchillo te marca líneas de lucidez,
el olor a sangre te mantiene despierto,
Cuatro días y una noche que no das tregua,
fantasmas del sueño te mutilarán mientras duermas.

Te tiemblan las piernas enfermas,
y estás a punto de tirar del gatillo,
pero la cama parece mas placentera,
obedecé a esta voz,
el abrazo de la almohada te libera de una carga
y te somete al infierno de la no-acción.

martes, 1 de febrero de 2011

El recuerdo de un mediodía o cómo llegar antes a casa.

Y en este instante, en el que las ventanillas se vuelven líneas de colores donde no se llega a distinguir ningun borde, ningun dibujo, observo las formas que describen los caños del colectivo en una suerte de arboleda que busca los rayos del sol a través de las ventanillas.
Pero hay un metal faltante. Y es el que une, delante del primer asiento, la "L" que se forma con un lado del colectivo y el panel que limita la escalera.
Cuando niño, amaba sentarme delante de todo para poder aferrarme a esa vara de hierro que permanecía incorrompible. Esa barra, tan fielmente soldada a los demás caños con los que no se comparaba, y que me protegía de cualquier cosa, siempre que tuviese la fuerza suficiente como para asirme a ella.
Ella, pequeña y escondida, que me causaba alegría. Hace tiempo dejó de aparecer en los colectivos que tomo. Pero hoy la recuerdo, cuando líneas de colores invaden mi visión de lo externo y yo, que ya nada me sujeta a este viejo rayo de luz, salto por la ventana y comienzo a volar.