sábado, 30 de julio de 2011

Amar como la polilla.

El verdadero amor es el de las polillas;
sabiendo que en la oscura noche no hay sol,
vuela besando el cristal
que le quema los labios y le incendia las alas...

Esta misma noche muere preñada de un farol.

lunes, 18 de julio de 2011

Me río del respeto.

  Esta vez no. Hoy no voy a poetizar, ni ser retorcido, ni explicarme de una manera más profunda y estética.
  Hoy voy a ser directo, hoy voy a decir las cosas como son.
  Estoy cansado de que me digan que soy un cerrado por decir que el reggeton y el electro son una mierda, que no me interesan ninguna de las bandas que se forman y que escucharlo no sólo no me interesa sino que me molesta.
  ¿Por qué cerrado? ¿Por no querer escuchar una música que esta en todos lados? Claro, es muy fácil decir que el otro es cerrado cuando la música que a uno le gusta suena en la radio, en la televisión, en los celulares y en los autos. Pero no es tan fácil si en el único lugar en que uno puede escucharla es en su casa cuando esta solo, o bajito porque molesta. ¿Acaso eso no es lo mismo? ¿El "molesta" no es exactamente lo mismo que decir "es una mierda"? Quiero verlos a todos en una sociedad en la que se escuche lo que a mi me gusta a ver si todos somos tan abiertos. O, ¿Quién sabe? Quizás estan tan rendidos a lo que les dan que hasta les guste...
  Me dicen que soy cerrado, pero creo que soy mucho más abierto que todos ellos. Poque puedo escuchar música como tango, jazz, blues, clásico y un montón más de géneros con una mirada abierta y libre.  En cambio, veo que ellos, los "abiertos" solo escuchan su música y se revuelven en los vómitos que les regala la radio sin molestarse en "cerrarse" un poco a otros géneros.
  Francamente, y me río del respeto, me parece que si una persona tiene un poco de gusto musical, no escucha la música de la radio, al menos la mayoría de esa música.
  Y dirán que soy un cerrado por no escuchar esa música, pero ellos con su mirada abierta nunca van a lograr ver mas allá del mainstream.

lunes, 11 de julio de 2011

Felicidad

 Quisieron envenenarlo,
pero él era el antídoto.
Quisieron acuchillarlo,
pero él era hierro forjado.
Quisieron seducirlo,
pero él era la mujer.
Quisieron sobornarlo,
pero él era el dinero.
Quisieron abusarlo,
pero él era el sexo.
Quisieron incinerarlo,
pero él era el sol.
Quisieron dominarlo,
pero él era el látigo.
Fueron mas allá de sus mentes y quisieron buscarlo,
pero no existía tal dios.

miércoles, 6 de julio de 2011

Paloma

  El día era fresco, pero el sol brillaba hondamente sin ninguna nube que entorpeciera su totalidad. Una mujer miraba distraída la inmensidad de los árboles sin darle mucha importancia.
  La chica se adentra en las galerías de la plaza; desde la esquina entra por uno de los pasillos custodiados por dos grandes pinos.

-¿Qué nombre le vas a poner?

  A un lado tierra, al otro, pasto. Nada la apuraba a llegar a ningún lado. Aprieta fuertemente el brazo de un oso de peluche cuya presencia no puede olvidar. Un oso blanco, con una mirada indiferente, unas orejas pequeñas y paradas, y con un vestido azul de tela. Intenta...

-No sé, ahora no se me ocurre ninguno...

  Por momentos le costaba mucho saber por qué estaba ahí, pero luego recobraba la certeza de a donde se dirigía.

-A ver, busquemos una palabra al azar del diccionario.
-Probemos...

  El oso se balanceaba al compás de sus brazos, con su -siempre dispuesta- cálida sonrisa. Cada vez sujetaba el brazo del muñeco con menor fuerza, en un intento de aislarse del recuerdo.

-Mmhh, ¡Flechilla!
-Nooo, es horrible ese nombre.
-Bueno ¿Y entonces?

  En uno de los lados del camino, ve un banco de madera. Sin cambiar la velocidad, se dirige lentamente y se sienta. Apoya al oso contra el respaldo del asiento y se mira sus piernas tan quietas.

-Me gusta paloma...

  Una lágrima humedece su pantalón. Apoyando los codos en sus piernas oculta su rostro tras sus manos que la cubren del frío y la consuelan.

-¿Paloma flechilla?
-No, Paloma solo.
 
  Después de un momento en el que el recuerdo vuelve a su cabeza como un puñal, decide e intenta no sufrir.
  Secándose los ojos se levanta y, sin volver la vista, se dirige hacia la salida volviendo sobre las pisadas que minutos, horas, semanas o años antes había recorrido.

-Bueno, entonces queda ese nombre, Paloma. ¿Te gusta?
-Si... Paloma.

Un oso abandonado en un banco. Y una tristeza que dieron a luz.

lunes, 4 de julio de 2011

Soplando.

Buscando
frágil bebida que embriagaste en una dulce época
mi cerebro cristalizado encerrando mis pensamientos,
hace meses.

Ahora,
en cajones llenos de un crisol pseudo-artístico,
una avalancha de libros entre los que busco pedazos de corazón.
Hojas embebidas en música y un tango
que en el fondo del cajón guardado estaba,
No te encuentro.

Jirones de viento;
el huracán era mi única posibilidad de ver
en una centrífuga visión que duplique el mundo
que me provoque las náuseas tan ansiadas
      y el dolor
                             y la exitación
                                                            y el alivio
que produce v
                     o
                      m
                        i
                        t
                        a
                       r tantas noches en vela.

Pensé que el viento habia cesado;
la humillación de ser                                un mero remolino
s o  p    l     a      n       d         o   .   .    .
para dar un ultimo suspiro al huracán que creí muerto.

Pero estaba en el ojo de mi tormenta
Mi tormenta tan querida...
no podría vivir en la paz de un sol primaveral,
¿Será un eterno volver cumplido?
¿O acaso el ojo del huracán será tan grande
                                               que el viaje de retorno...











no morirá jamas?