lunes, 26 de septiembre de 2011

Una mujer.


  La casa está poblada por una pálida luz que languidece a medida que la noche comienza a nacer. Una mujer recostada fuma un cigarrillo que empieza a consumirse.
  A parte de ella, la casa está reducida al aire de miles de inviernos. El brillo del tabaco toma un color intenso, y luego desaparece por completo
  
  Desde el sillón donde se encuentra puede vislumbrar su figura en el espejo; una figura desaliñada, con cicatrices en las manos y heridas recientes en piernas y brazos. La mujer parece entristecerse con  esas heridas, algunas superficiales como árbol tallado a mano y otras profundas pero violentamente provocadas.
  La mano de la mujer, con el filtro del cigarrillo aún en la mano, se acaricia cada una de las heridas en forma de linea que circundan su brazo derecho, como recordando el momento en que se la hizo.
  Su mirada en el espejo se pierde mirando el rimel corrido de sus ojos, y su compasiva contemplación de ella misma.
  Un gato (supongamos que es el suyo), se cruza por delante de ella, pero no tiene ningún tipo de reacción. Está como en un débil equilibrio, taciturna, sin vida.
  La mujer no se molesta en encender la luz, cada vez la habitación esta más oscura. 
  Las persianas completamente bajas no nos dejan ver mas que la completa negrura de la casa.
  Por ello no logramos ver que sucede a continuación pero, casi seguro, que era una mujer torturada o esclavizada,
casi siempre es eso lo que pasa en estos días en que una mujer es golpeada y se transforma en objeto de prensa pero, ellas nunca ruedan por las escaleras.

Nunca.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Cementerios de papel.

Como espirales de algún nodo perdido,
busca tesoros y cazarrecompensas
 excavan entre basurales y cementerios,
porque allí es donde...


Árboles se descascaran en miles de hojas
que van a parar a mis fauces;
un alerce que es arte,
una diosa que es cadáver.


Copiosa suciedad y unidad,
son los ojos del experto 
que encuentran los viejos rastros
que eran civilización y que son vestigios.

Las manos sucias por la soledad de los camafeos
de rostros con plumas 

en sus ojos...

vacuos...


Alerta minero:
la zona es rica en pirita;
no sea que por mucho buscar,
te atragantes con lejía pura.



miércoles, 14 de septiembre de 2011

Savia idiota.

¡Hipócritas haces de luz!
¿Por qué escocen las manchas de oscuridad en la pared?
Mas vale que prevalezca la penumbra,
y no querer limpiarla con óxido y sangre.

La piel clama por la verdad del viento,
pero es confundida por la brisa de un ventilador.
Los astros no dejan a un cuerpo ser estrella,
debe ser parte del cosmos, blanca.

La savia brota idiota del cedro,
no habrá otra búsqueda de perlas.
Un nenúfar perdido en la laguna,
que es ciénaga, que es pantano...


viernes, 2 de septiembre de 2011

Marcas en la madera.

Marcas en la madera,
logradas por los surcos de la luz.
marcas en la madera,
donde miles de raíces buscan nutrirse.
marcas en la madera,
donde el agua se esconde, dibuja soles y se va.

El árbol del alba yace bajo esta cúpula,
donde ni el sol ni la sombra pueden invadir.
Parecían abismos de flores secas;
el río desgastó los bordes de esta suerte,
donde ahora me encuentro, pronto al salto final.

El viento empujó el tronco con fuerza,
las raíces se avergüenzan ante la desnudez de la tierra.
Me pesan las astillas en los pulmones,
que comienzan a arder enfurecidas.

Marcas en la madera y yo ya ni sé si algún día encontrare refugio.
El tronco comienza a pudrirse, a descomponerse,
hasta transformarse en la tierra que cubra mi tumba.