lunes, 15 de octubre de 2012

Tía mi


Mi tía está flaquita
está chiquita
tiene un tumor
en el páncreas
tiene
afilados los huesos de las muñecas
afilados los huesos del pecho
afilados los huesos del codo
mi tía está flaquita
tiene un tumor chiquitito
come poco
duerme poco
ríe poco
era gorda
quería estar flaca
está flaca
quiere estar gorda
el tumor está chiquito
tiene hambre
mi tía no come
el tumor se enoja
come poco
duerme poco
duele mucho
le falta el cabello
se le cae de a mechones
mi tía está flaquita
y no se come ni los mechones de pelo
que se le caen y los tira a la basura
mi tía está chiquita
el tumor está chiquito
ella está flaquita
el tumor está engordando
le gusta
merendar
cenar
almorzar
desayunar

Es un bebé sano.

jueves, 20 de septiembre de 2012

La rebelión


Pobre viejo Tobías;
las moscas entran y salen de su boca.
Su lengua se ahoga
y se quema al sol.

Pobre viejo Tobías;
sus ojos dejan correr agua de mar,
algo arrancó sus párpados
y tiene un sol en cada uno.

El barro trepa su pelo,
y sobre su frente anida raíces.

Pobre viejo Tobías,
sus pantalones estan empapados;
en la carrera se meó encima
cuando una sombra gritó su nombre...

Pobre viejo Tobías
una bala le agujereó la camisa -regalo de cumpleaños-.
Ahora el viento se le cuela al cuerpo,
y siente frío.

Y sus piernas vibran,
y su pecho es un trampolín,
pero pronto no siente más molestias;
la sangre abriga su cuerpo usado.

domingo, 26 de agosto de 2012

Solo letras

Y las ciruelas
repletas de sangre,
se trasformaron
en bolas de fuego.
JAJAJAJA

Bolas de fuego...
Que gracioso,
creer
que el poeta podrá alguna vez
evocar
bolas de fuego...

Un fuego que ni siquiera quema el papel donde está escrito
una débil llama,
que se evapora
ogeuf
geofu
fegou

No sos nada, poeta;
un extraño escribiendo en lenguas muertas,
usando palabras extrañas,
para crear objetos endebles.

Mas simple sería,
incendiar tu casa,
más agradable sería
usar un magic-click.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Hoy mis flores son un espejismo

Hoy vi un médano
grande como una magnolia.

Nunca vi una magnolia,
pero una vez me contaron
que son flores enormes
del tamaño de un hombre entero.

También me dijeron
que su belleza es igualable a su nombre
pero, discúlpenme
nunca vi una.

En este desierto de flora,
en esta utopía de gente.
Solo encuentro mis manos
y un mosaico de arena.

Quiero dormir bajo un pétalo
de esa infinita flor.

Quiero ver una.

¿Me traerán los espejismos del desierto
campos de magnolias 
en vez de tanta agua?

Ya no tengo sed
pero hoy vi un médano
grande como una magnolia.

Solo tengo lugar para tormentas de arena en mi mente.

domingo, 29 de julio de 2012

Ferretería

  Un negocio vacío. Su frente: de cristales con empapelados con propagandas ya descoloridas por el hurto del sol. La persiana no baja completamente, los mecanismos averiados por el contínuo desgaste y la falta de aceite la dejaron imperturbable a mitad de camino. El único sistema de seguridad que permite que no saqueen el lugar, es la absoluta falta de mantenimiento de los materias: tuercas, clavos, tornillos y demás; estaban corroídos hasta su centro: En el fondo de algunas cajas -aún sin guardar- las goteras habían formado lagunas de óxido. El auricular de un teléfono sobre la mesada, cuelga cual ahorcado podrido y olvidado en la cuna de su muerte.
  La puerta -también de vidrio- que da a la calle, no tiene el cerrojo puesto. Y ante esta sorpresa surge la pregunta de por qué a nadie se le habrá ocurrido nunca -tal vez por mera diversión- el intentar abrir la puerta. Y es aquí cuando usted, querido lector, cae en el hecho de que le mentí al comenzar el relato, ya que el sitio posee, además, otro sistema de seguridad; la ciudad está completamente desierta desde aquél incidente.

Gato blanco

  Me fui en mi coche, en el asiento de acompañantes llevaba todo lo que le había regalado; un libro, un dibujo y un reloj. Estaba tan triste que quise cerrar los ojos y chocar, contra cualquier cosa, pero desaparecer.
  Un gato. En una de las bocacalles a mi derecha: me miraba. Pero su mirada siguió fija en el mismo lugar cuando pasé el cruce. Estaba en el medio del asfalto, desierto por la hora de la noche que era. No pude evitar observar su blancura, sus ojos atentos en un lugar más allá de lo visible; de su posición majestuosa, de su serenidad, a pesar del dolor que me oprimía. Y por un momento olvidé todo.
  La ventanilla baja me hizo recordar que olvidé mi campera de abrigo en su casa; di la vuelta y retomé por la calle lateral para volver a la casa de la que había partido.
  Toqué timbre y ahí estaba ella; con los ojos vidriosos y rojos, pero secos. Me preguntó que quería, y le dije que me había olvidado mi campera. Cerró la puerta para reaparecer en unos instantes con mi abrigo, que me dio cargado de violento sufrimiento. No me lo puse; volví a subir al coche y rehice el camino que había hecho al irme. Pasé por las mismas calles, que me hicieron recordar dolores de hace unos instantes, pero que creí antiguos y que no los iba a tener que revivir jamás.
  Volví a pasar por la bocacalle donde había visto al gato, y lo encontré sin haberse movido ni un milimetro, al menos a mi pobre vista de miope.
  Seguí de largo; un gato no detiene la marcha de nadie. Aunque seguí pensando si ese gato se movería alguna vez de su lugar, o estaría esperando -tal vez conscientemente- la violenta intervención de un auto, el que lo saque de la soledad de su noche.

domingo, 22 de julio de 2012

¿Qué es esta cosa llamada amor?

Solo una condición,
que aparece desde el alba,
pasar tanto tiempo estudiando los rayos de sol
me hirió la retina,
pero ahora lo se...

¿Podrías seguir abrazándome,
sabiendo que te engaño con un mueble de dulces teclas?
¿Podrías seguir entregándote,
conociendo el sexo de mis oídos?

Quizás esto se extienda,
hasta que llegue el momento de tallar las cadenas
sera entonces...

¿Podrías seguir durmiendo conmigo,
entendiendo que me entrego por completo a cinco líneas horizontales,
más que a vos?
¿Podrías seguir soportándome,
a pesar de aturdirte todo el día?

Y en algún momento podremos tener hijos,
ya se alargan en tus brazos.
También sueño con compartir mis deseos.
Si no lo hiciera,
quizás no podría amarlos tanto como vos.

martes, 10 de julio de 2012

Algo

  El niño juega. Corre haciendo círculos en su pieza, con bloques y autitos de carrera; juega.
  Algo esta a los pies la cama, lo vigila con la vista, cuida que su cabeza no se encuentre con los bordes filosos de los juguetes. Algo, que tiene demasiada calma y que su vigilancia es su forma de vida.
  El niño no puede verlo, ni siquiera lo percibe; el niño juega solo. Imagina que los autos tienen alas de avión y los guía en sus minúsculos vuelos.
  Algo está inerte, con la mirada fija, pero sin estar desatento. Está desnudo y no tiene sexo. No puede dormir porque su única naturaleza es velar por un ser. Es casi humano.
  En uno de los vuelos, el niño-guía se enrieda con sus propios pies y comienza a caer. Algo se levanta rápidamente para atajarlo pero se tropieza con un bloque en el suelo. Cae.
  El niño se golpea violentamente el cuello contra el borde de una ventana. La cabeza se desprende, y cae por oscuras escaleras, con apenas luz de una antorcha. En el claro de un bosque, la cabeza deja de rodar y los ojos fijos del niño miran la luna que no lo quiere ver.
  El niño sonríe y recita:
-¿Viste Algo? 
Al final tu existencia pudo reducirse
a nada más que transpiración y aliento.
Mis cuellos te saludan. Suerte.
  Un dios se acerca al claro y patea la cabeza que va a parar a la laguna. Se hunde y se adueña del agua:
-Estas son mis lágrimas.
  Algo ríe a carcajadas.

miércoles, 20 de junio de 2012

Esta noche

Salgamos esta noche,
como alguna otra
en tu auto nuevo.
Estoy muy ansiosa...

Salgamos esta noche,
llevame a algún lado a pasear
olvidemoslo todo,
olvidemosnos aún de nosotros mismos.

En la huida lejos de lo que nunca tuvimos,
tu cabeza se abre contra el parabrisas.
Somos parte de un sueño,
que se pierde en el frente de una casa.

Salgamos esta noche,
como alguna otra
nunca fuimos amantes muy ansiosos
quizás sea el momento de querernos.

Salgamos esta noche,
por favor, quizás mañana ya no te necesite
agotemos todas las respuestas hoy
escapemos hacia la fiebre.

En el epílogo de nuestra soledad,
tu cuerpo se estrella contra el asfalto.
Somos parte de una pesadilla,
que aceptamos desesperadamente.

Salgamos esta noche,
como alguna otra
mi cabeza no te reconoce
y mi cuerpo esta frío por el viento.

Salgamos esta noche,
sin pensarlo demasiado
no me mires a la cara,
podría arrepentirme.

En el viaje a una desgastada aventura,
tu auto choca contra una ciudad,
somos parte de un sueño
que no encuentra lugar en su propia fantasía.


domingo, 17 de junio de 2012

Escena normal de un día Domingo

Un hombre sentado espera. Paredes grises repletas de libros de contaduría, archivadores y bibliotecas.
 A acomoda papeles en un fichero delicadamente demorando demasiado. En una de las esquinas de la sala, O revisa libros en una estantería y los compara, parece muy indeciso y poco concentrado; murmura insultos para sus adentros. Bajo una mesa contra la pared, M busca confundido, un  papel olvidado entre pilas de carpetas.
  Casi en un esfuerzo parecería que la demora es eterna. Una mujer sentada en su escritorio, en el cetro de la oficina, tipea lentamente una hoja escrita a mano.
   El hombre, incómodo, se levanta y se acerca hasta el escritorio.
  -Dígame una cosa, ¿Usted se acuesta con alguno de estos tipos?
  La mujer retira la vista del papel que tiene en la mano, mira fijamente al hombre y responde:
  -Con todos.

Desgracias nuestras

I
Solo es eterno lo que está ausente,
y la sombra de un árbol que te tapaba el rostro.
Espero.

II
Si el pavimento se quebrara,
habrían mil calles,
y la ausencia de un sendero.

III
Tengo miedo de besar mis pies
y que mi boca se corrompiera por ello.
Si me bajara del pedestal de los monumentos,
no podría ver tan lejos.

IV
Obligado a agarrar una espada por la hoja,
puedo sentir el dolor de cargarla,
mientras la punta roma acaricia lo ajeno.

V
El cuerpo es humano,
los ojos son cristales
de algún mar de contradicciones.
O de un fuego de ambigüedades.

jueves, 31 de mayo de 2012

Pregunta a la Luna

Los pies se mueven como pueden,

sin una razón para ir a algún lugar.

Sin una motivación que pueble sus cuerpos

buscan una luz en las ventanas de los callejones.



Bajo su destino incierto,

Ellos cada noche le preguntan a la luna

si alguna vez tendrán un alma.



Arrastrandose alrededor de las vías,

la locomotora los aturde,

el mecanismo que corre.

Buscan la música de aquél traqueteo.



Bajo su destino incierto,

Ellos cada noche le preguntan a la luna

si siquiera puedan llorar.



Sus ojos están perdidos

en su película gris.

Buscan el arcoiris

en la condensación sobre el vidrio que los separa del mundo.



Bajo su destino incierto,

Ellos cada noche le preguntan a la luna

si respirarán alguna madrugada su luz amarilla.

martes, 29 de mayo de 2012

Niño encadenado

Tu rostro y ese velo
que no sé si vos creaste.
Mi vista se cansa de forzarla,
en este crepúsculo que se apresura.

Mi palabrerío de aprendiz de libros,
que esconde mi niñez,
por la que espío.
Un suspiro me deshace.

Desde el piso
tu cintura se confunde con el cielo.
Solo alcanzo a besar tus tobillos;
podría ofenderte.

No quiero pensar,
por qué llevo este collar al cuello,
ni por qué tironea
desde el fondo de tu bolsillo.

Cubrirme con tu falda,
jamás me acercó a tus piernas.
Solamente eras ascua que encendió la tela.
Me había enredado y la llama lo quemó todo.


martes, 22 de mayo de 2012

Desnudos

  El esqueleto de un paraguas se anuda en la ventisca y rebota contra los adoquines lustrosos de humedad. Pies en movimiento; entumecidos e insensibles al bajorrelieve. Manos que acarician el poliéster, temblorosas.
  Al subir a la vereda, ojos ven gotas aisladas por brillante grasa de motor. Suelo resbaloso y en pendiente.
  Cientos de pequeñas hojas dan una idea de la forma que puede tener el viento. Nubes altas, transformadas en la tapa de una caja de cemento.
  Una fina llovizna es molesta a la piel. Continua. En algún lado, cerca, llueve más intensamente. Se escucha el sonido de las gotas al golpear contra las copas de los árboles, al destruirse contra unas chapas de zinc a punto de soltarse. También el ruido del viento, al llegar al fin de una calle cortada y estrellarse contra el frente de una casa. Ventanas que se abren, se cierran, se abren... Un estruendo y un chasquido metálico las cierra para siempre.
  La suela de unos borcegos aúllan contra granuladas baldosas; los cordones barrosos y deshechos de ser pisados.
  Volantes de un evento pasado se confunden entre las hojas en el aire; uno viaja hasta la salida de un desagüe, donde acaba su planeo. Se deshace.
   Una bolsa arrastrada por la corriente, se prende a una rodilla. Resiste encallada.
   Una mano la aparta y continúa su vuelo...

martes, 15 de mayo de 2012

Minusválida figura

Camino por la orilla del mar de arena,
y veo una casa derribada.
Y entre las maderas,
un cuerpo que junta los pedazos.

Intento gritar consejos,
me desespero;
tengo prohibido pisar tierra.

En el océano las casas son de sal,
ausentes de muros...
Algo en esa destrucción me llama a querer.

Mis pies,
que siempre acariciaron la superficie del mar,
ahora se pierden en ella y temen,
lentamente.

Sigo contemplando el ser entre sus restos,
mientras el agua me sube por las piernas,
o yo bajo hacia ella,
impotente.

Siento por vez primera,
el agua fría,
en mis huesos.

Y mis ojos en ultimo lugar,
que llegan a vislumbrar por última vez,
la minusválida figura.

lunes, 7 de mayo de 2012

Bosque de otras cosas

Te  vas por la senda oscura,
y cuando pensé que te acercabas,
en realidad te estabas yendo.
Y cuando descubrí que te te fuiste,
solo ví una silueta de carmín.

Una delgada película de claridad eléctrica;
de un lado vos, succionada, 
Y de este lado yo, aprovechando el pequeño haz,
para recordar tu contorno.

Y descubrir que nunca vivimos nuestras vidas,
Solo fuimos un ensayo de algo terminado,
que avanza y decolora esta fútil prueba...

Tu vida como marcha de cuadros,
tan cómoda en tu sillón de vulgaridad,
Un cordón de resplandores te ata las manos.

Te perdí en un bosque de pantallas y teclados,
que producían una luz de oscuridad.
Apenas dar unos pasos en la senda,
me detengo, huyo.

De todas maneras, yo también estoy perdido,
en mi bosque de otras cosas.
Siempre hay un bosque de otras cosas 
que no nos deja acariciar nuestra piel.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Ufa

¿Será que solo...?
Ahhh...
No, yo se que puedo,
Estee , pfff.

¿Hay lugar para mí en tu mundo? Emmm
Yo... eso creo.
Estee...
No sé.

Quisiera salvarlo, creo...
hacer algo mío, o mas o menos.
Pero, capaz...
Mmmh.

No lo voy a hacer,
no quiero,
pienso.
Ufa.

miércoles, 18 de abril de 2012

Vamonos de este mundo.

No quiero dar vuelta a la página,
tengo miedo,
me incomoda el roce del anillado en mi muñeca,
cuando levante el brazo me van a quedar marcas por unos minutos.
Tengo miedo a las marcas,

Estoy acostado y unos almohadones me hacen sombra a la luz que ilumina mi cuaderno,
una sombra como manto que me protege,
no me muevo mucho,
los almohadones son poco estables.
Tengo miedo a que caigan.

Escucho un CD de música,
lo deseo, recuerdo las canciones,
la tapa del disco, el lomo.
Tengo miedo de que termine.

Uso pantalones largos,
dejo quietas mis piernas,
no sea cosa que se deslice y empiece a sentir frío.
Y luego comience el lento juego de bajarlos hasta los tobillos.
Tengo miedo a que se remanguen mis pantalones.

Te veo perdida y alienada,
te vendieron un juguete y un departamento de un ambiente.
Te veo jugar en un rincón, sola, hablando con tus supuestos dioses.
Tengo miedo al mundo.

sábado, 14 de abril de 2012

Tetas

Una teta amamantando no es una teta;
como billetes tomados del piso que no nos dan culpa,
como niños desnudos sin sexo,
la palidez del primer miedo.

No, una teta amamantando no es una teta;
como el empleado leal despedido por llegar tarde,
como el tropiezo a las vías del tren,
 y la vergüenza de la sangre por arder.

Una teta amamantando no es una teta,
como asesino que reparte extremidades a pobres amputados,
como un baso medio lleno,
y un codo inquieto.

Una teta amamantando no es una teta.
No, no es.
No.
Tengo sed...

jueves, 12 de abril de 2012

¡Oh, Mefistófeles!

Arrastrate sobre las lijas,
acariciá las espinas con tus párpados,
y tragate a Mefistófeles por mí.
Hacelo por mí.

Poné tu mirada en el vacío de un precipicio,
acariciá tu garganta con el filo de un cuchillo,
y tragate a Mefistófeles por mí.
Hacelo por mí,
como un aperitivo,
por mí.

Enterrá la cabeza entre los escombros,
perforate los tímpanos con el sonido de los mosquitos,
y tragate a Mefistófeles por mí.
Hacelo por mí,
como un aperitivo,
por mí,
sintiendo su gusto,
por mí.

Abrazá el rojo hierro del alto horno,
mordete la lengua hasta sangrar,
y tragate a Mefistófeles por mí.
Hacelo por mí,
como un aperitivo,
por mí,
sintiendo su gusto,
por mí,
sin pensar en tu garganta reseca,
por mí.

jueves, 5 de abril de 2012

Dínamo

Solo digo que habría que matarnos los unos a los otros,
dejarnos escapar,
entre miradas.

Si chasqueo los dedos,
es magia en el mundo del silencio.
Sin embargo los ciegos,
ciegos son.

La birome rasga la cáscara de mi cordura,
pero si no la tomo también deseo volverme loco.

Vamos a ver un show de trucos;
es una taza girando en el microondas,
naranjas apiladas en un negocio,
una hormiga llevando una hoja.

No acaricien mi piel;
las mejores caricias entierran sus garras en mi carne:
sólo así...
No digan palabras dulces;
hundanse en mi garganta:
sólo así...

Mi niño radical murió antes de saber que lo era,
mirá; comamos el vómito televisivo,
después volvamos a la normalidad,
sinónimo de superficialidad,
o locura anestesiada.

domingo, 1 de abril de 2012

Paisaje

Te veo en el brillo de un frasco,
tu alma, esencia.
Yo estuve en tu casa,
y vos te ibas en una música.

Estoy obligado a verte,
en el lago de mi techo.
Yo acaricié tu piel,
cuando te perdías en un sueño.

Me encuentro en mi cama,
y no quiero hacer más nada.
Yo pensé en vos,
mientras jugabas en el jardín.

Ahora estás frente a mí, conmigo,
no se que hacer con este paisaje.
Yo te contemplé,
yo vos esperabas que te tome.

martes, 20 de marzo de 2012

Sé que no es eso

  Todos desaparecieron, como si en medio de sus acciones hubiesen decidido echarse a volar lejos y hacerse invisibles.
  Sin embargo un hombre sigue aquí, en el mundo desierto, en su cocina, mirando los platos sin lavar en la mesada.
  Siente ganas de orinar. Se levanta del banco donde está sentado y se dirige al baño; toca a la puerta y entra.

Es más que éso

  Llovía. Llovía incansablemente. Las plantas se desprendían del suelo blando e iban a para a la avenida. La tierra estaba totalmente disuelta.
  El jardín era un mar de barro; su fondo de cemento no deja filtrar el agua que cae incesante del cielo. Pensar que en tiempo pasados no había ningún problema: el agua era absorbida por toda la masa terrestre.
  Pero ahora estas malditas capas de material que fueron cubriendo una a una las civilizaciones no permitían tal comodidad.

lunes, 12 de marzo de 2012

Moscas bañadas en chocolate.


Ninguna posibilidad de confidencia,
lo se, lo se.
Nada absoluto,

Pero... esa palabra no traduce nada de este mundo.
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¿Cuál es el color de tu azul?
Me dijo,
Ninguna respuesta atrevería,
pienso.

El cuento de un solo lector,
creo,
se lee solo en un armario,
con la puerta abierta.

El cráneo lavado,
feliz,
como membranas amarillentas en los ojos,
nata irremovible.

¿Cuál es el color de tu azul?
respondo a todo,
Veden los rótulos del pasado,
creación de un humano.

Bailemos juntos en cubiles,
separados,
condenados a una eterna gordura,
por una dulce vida.




viernes, 2 de marzo de 2012

Nocturno.

  Me cuesta contemplar lo que está a mi alrededor. La repentina noche que cae sobre mí me deja cegado por unos instantes. El suelo está duro y helado, y el frío me hace doler los ojos.
  Puedo respirar; sí, me quiero concentrar sólo en eso.

  Tan blanca, pura, unas piernas largas y suaves. Un rostro que observa escondido, eso es ella. Su pasión, su falta de vergüenza, sus caprichos, un brillo de insensatez. No sé que es lo que me enloquece, pero pierdo la cordura. Unos ojos grandes...

"¡No...!" Pienso, y me golpeo una pierna con el puño cerrado, "no vale la pena". El recuerdo me hace doler el estómago. Me abrazo el torso y me acomodo en el cordón de la vereda. Un vapor blanco se deja entrever por la luz de la luna. La miro, miro mi aliento ascender y luego desaparecer en el aire.

   Intentando parecer distraído, acurrucado como un niño por dentro.
   Su sonrisa tan cerca mío, esperando mi reacción, y sus ojos blandos incitándome a perder el control. No puedo evitar besarla y dejar que nada exista, tan solo un par de labios en el cosmos.

  Me golpeo la cabeza con las dos manos; "No, no, no, no... Esto está mal, para que recordarla..."
  Y sí, para qué recordar, si la simple acción desencadena una y mil veces ese momento en mi cabeza, un momento que querría volver a intentar, anularlo, pero solo puedo pretender olvidarlo. "Imposible".

  Estoy sentado, ella de pie cerca mío. La imagen está congelada en mi mente; le pregunté si ella me quería como yo a ella. Ella va a decir que no. Como en un cuadro, donde se anticipa el hecho inminente, hay pena en su mirada, lástima por lo que tendrá que decir.
  Sus ojos me lo dicen, no necesito escucharla hablar, pero aún así, la dejo:
-No quiero estar con nadie en este momento.
  Cada vez es tan real...

  Sentado a la vereda de su puerta, solo puedo pensar en lo inocente que fui en creerme en una historia de Hollywood, que pudrió mi cerebro y me volvió un demente; un demente que no ve y juega su ultima mano de póker con los ojos cerrados.
-¿Sebas?
  Parada en la puerta, la luz de la entrada la ilumina, y es un hada. Me volteo y le sonrío.
-¿Qué haces todavía ahí? Perdoname, no se qué me pasó. Entrá.

  Quizás no es tan malo soñar de vez en cuando, quizás mi triste destino me haga un regalo. Sí, quizás estaba confundida, y ahora es mía, mi primer amor. El primer designio que me volvió humano, e hizo que el ser hombre sea una bendición, poder amar a una mujer más que al sol, me acerco a la puerta y ella me muestra una de sus sonrisas radiantes.
  Un escalofrío recorre mi cuerpo.

  Estaba sólo en alguna esquina de mi barrio.




jueves, 1 de marzo de 2012

El primer hombre

Y vi todas sus caras asombradas. Yo los miraba a ellos; con el cuello muy doblado me devolvían la mirada con unas bocas muy abiertas.
 Era el primer hombre en volar

martes, 28 de febrero de 2012

Hoy todo es una matriz.

En sus comienzos,
un mundo. 
Un mundo 
conformado por artesanos.

Todos tan audaces 
(la palabra artesano no existía)

Un día llegó de otro mundo un germen; 
un ser amorfo, visible y humilde:
el matricero.

Él lo hacía todo a mayor velocidad,
llegando a corromper a algunos artesanos.

Pasó mucho tiempo.
ya de esa vieja historia;
su mundo ha dejado de ser endémico,
hoy todo es una matriz.

lunes, 27 de febrero de 2012

Invitado a viajar

De repente, despertó.

  Justo, una estación antes de la que se tenía que bajar, un trayecto largo que aprovecharía para despejarse. Se le ocurrió mirar su reloj de muñeca. 18.30, no podía ser. Había hecho un viaje de 30 minutos... No, su reloj estaba descompuesto. Sí, eso debió ser.
  De cara a la ventanilla, se volvió para hablar con su acompañante de asiento que, raramente, era muy similar a su anterior acompañante;
- Disculpe, ¿Podría decirme la hora?
-Sí, cómo no. Las seis y media.
-Muchas gracias.
  No había dudas, había hecho el recorrido entero del tren, dos veces. Pero lo que le parecía imposible es que, ahora más despejado, podía reconocer a todas las personas, con sus respectivas posiciones, en el tren. Esas mísmas posiciones que ahora contemplaba, dos horas después, sin poder comprender.
  Se volvió otra vez a su acompañante, que era una mujer de unos cincuenta años de edad, con algunas arrugas, pero con la mirada cansada de la rutina.
-Disculpe, por casualidad ¿Usted se tomo este tren dos horas antes también?
  La mujer no se volvió para responderle al instante. Y cuando lo hizo, una mirada enferma le adornaba los ojos, una sonrisa ancha, desquiciada y con una voz, que no era la misma, respondió:
-Sí, todos. Estábamos esperando que despiertes; no queríamos darte el regalo mientras dormías.
  En ese instante, el tren descarriló en uno de los puentes por los que pasaba, precipitándose al lago que se encontraba debajo.
  En el ultimo instante nadie quedaba en el tren; solo él, y su suerte.



Sentados

Salí de mi trance en el colectivo, una mujer que había viajado todo el trayecto al lado mío me despejó al levantarse para darle el asiento a una mujer embarazada. al lado de ella habían dos ancianas y un hombre flaco y pequeño.
  Rápidamente me incorporé y le ofrecí mi asiento a una de las mujeres:
-Siéntese.
-No, gracias, quedate.
-No. Soy el que menos debería estar sentado.
-Todos no merecemos estar sentados, pero el colectivo es chico.

Ayer me partí las piernas frente al hospital de mi barrio.

 

Dos pies inmóviles

¿Me ayuda a levantar señor?
  Un hombre tirado, sin poder levantarse. Las personas en la estación de subte ignoraban su presencia. Pero más que eso, casi no lo veían, era apenas un vagabundo más o menos bien vestido.
¿Me ayuda a levantar señora?
  Hombres y mujeres corrían, los subtes llegaban y volvían a irse con una celeridad perturbadora. Miles de personas pasaban frente a el en tan solo diez minutos.
Hermano, ¿Querés ayudarme a poner de pie?
  El gentío se agolpaba en la puerta de los subtes, la que era empujada por los individuos que querían escapar de dentro, que se dirigían rápidamente a la salida, hacia la combinación con otro subte que los llevaría más lejos.
¿Alguien me da una mano?
  Alguien miró el reloj al pasar al lado suyo, otro le tiró una moneda. Alguien más apresuró el paso.
¿Nadie?


Aún sigue ahí, sentado, con las piernas débiles, contemplando la multitud.
  Que alguien lo vaya a levantar.

Alcira, la mujer liciada, y su hijo Joaquín.

Cada día, en la parada del amarillo, Escalada acumula sus sombras y las hace fundir en forma de mujer; Alcira. De ojos soñadores, algo asustados, pero unas piernas retorcidas como hiedra.
  Y allí va Joaquín, su sumiso, que la ayuda a subir la escalera, y preserva su orgullo dejándola sola después. Joaquín, que la ama y espanta sus fantasmas; que lleva un paraguas para los días de lluvia, y los de sol también.
  Alcira despide a su sumiso en la estación, y esta historia, tan repetida que podría hacer al cuento, novela y a la novela eterna.
  O hasta que en un descuido, Alcira termine bajo las ruedas del amarillo, o se haga ángel.

viernes, 17 de febrero de 2012

Claustrofobia de fantasma.

  Se que muchos de los lectores de este estudio no creen en los fantasmas; bueno, a ellos les voy a pedir muy amablemente que dejen este artículo: sería una perdida de tiempo para ellos leerlo con una negación constante en sus mentes, en vano.
  Bueno, aquí vengo a plantear un mal visto a los fantasmas en las diversas lecturas y películas sobre ellos. No, esos fantasmas no son reales, porque yo los estudié y los conozco bien.
  La diferencia primordial entre un fantasma y un ser humano viviente, es el simple hecho de la ausencia de materia por parte del fantasma, además de eso y otras diferencias menores (como la levitación a 1,2 cm del suelo, el fanatismo por el miedo y los monosilábicos "bu" del fantasma), ambos seres comparten una importante faceta: el miedo.
  Si, porque los fantasmas temen, y mucho. Pero no como los humanos, ellos no temen a la muerte; acostumbrados a la libertad de sus almas, son claustrofóbicos críticos.
   Los fantasmas no suelen atravesar paredes. Y no por una incapacidad (ya que no están hechos de materia), si no por este miedo al que me refería antes.
  Nosotros, seres materiales, no podemos saber lo que es la visión total del cemento, macizo. Ellos al atravesar paredes, en el momento en que sus caras se encuentran en el centro del muro, los invade un miedo mortal; la sola visión del componente del que está hecho el muro, de encontrarse atrapados en ese limbo material, de despertar una vieja sensación humana temiendo irritar los ojos llenándolos de polvo y arena, de que el mundo se reduzca a una visión de concreto por siempre.
  Por eso los fantasmas evitan las paredes; no soportan la invasión de todo su acotado espíritu, por lo que prefieren el espacio libre.
  Es por eso que vengo a llamar a la critica a intolerar las inverosímiles imitaciones de fantasmas que crean falsas verdades sobre la naturaleza de los mismos.
  Y que no sea tema de burla las sábanas sobre la cabeza.

De ródillas en la dócilga

Héridos cíviles,
no íntenten la nóbleza.

Pánacea azúlada,
mata la llóvizna,
cesa el ábismo.

Calámidad por el nacímiento
de la máscara,
de la carásombra.

Máltrecho,
feocámino,
óscuro cielo ilumínado,
álumno piromániaco.

Casívivo,
casímuerto.
destrózado
rompecabézado.

Alúnado,
por la no-encóntracion,
imperatívismo,
ser; besa.

Cádaglio árista,
Áris hóteles
Óh, prótHector,
de la dócilga.

jueves, 16 de febrero de 2012

Cánula de diamantes.

Hijo de próceres desconocidos,
ojos con alas, protector, puro,
que busca el pan en los sufrimientos,
en las caricias.

Tu mente como cánula de diamantes,
muchos se pudren en un tubo de ensayo.
El orificio crece mientras más estrellas puedas contar.

Ingenuo poema,
desbordado de un pensamiento que es cementerio.
Criatura de las preguntas;
no naciste siendo minera.

Duerme niño:
sueña nuevos cuentos,
pueblalo todo de diamantes,
donde la luz no pueda alcanzarlos.

miércoles, 15 de febrero de 2012

De oferta.

  Andrés era amigo mío de toda la vida. Un día lo pasé a buscar por su casa para pasear por la ciudad.
  Cuando llegué a la casa se estaba bañando. Esperé en la cocina y mientras tanto su madre me daba charla:
-¿Cómo estás Guille? Hace mucho no pasas por acá.
  Le quise contestar que sí, que la gente tiene cosas que hacer, como trabajar, esudiar y dormir y que uno no puede vivir de vacaciones.
-Bien, ¿Usted?
-Bien.
  En el silencio estaba incómodo. Si bien no me gusta hablar demasiado, sentía la obligación de hacerlo.
-¿Está leyendo algo, señora?
  La madre de Andrés se quedó pensativa. No era una lectora aficionada, pero de vez en cuando si se "enganchaba" con un libro, lo leía.
-Hace poco terminé uno de Sábato y por ahora no tengo previsto ningún otro.
  Asentí. En ese momento llega Andrés, con el pelo hasta la cintura, mojándose la parte trasera de la remera que se acababa de poner.
-¿Vamos?

  Caminamos por el bulevar de una avenida poco recurrida. Nos dirigimos al centro.
   Ya entre la gente, pasamos cerca de una librería y nos entretuvimos mirando ofertas que habían en abundancia.
  Debajo de una pila de Best-Sellers, "El Libro de Arena" se escondía; parecía asqueado por lo que se veía rodeado, o quizás es porque odio los Best-Sellers, y ya estoy volviéndome un poco loco.
 Lo importante es que mi amigo llevo el libro, a pesar de que ambos lo teníamos. No pude más que preguntarle:
-Andrés, ¿Para qué lo llevás? Ya lo tenés.
- Lo se, pero no puedo dejarlo ahí; -sacudió la cabeza- da lástima verlo tan económico y solitario...
  ¿Andrés tendría mis mismos presentimientos?
  Seguimos caminando, mi amigo con su nuevo libro bajo su axila, hasta bien entrada la noche.
  Me acompaña hasta mi casa y nos quedamos chrlando un rato más.
-¿Mañana nos volvemos a encontrar? Aprovechemos el finde largo.
-Dale, esta vez paso yo por tu casa.

Al otro día sonó el timbre mucho antes de lo previsto, mientras recorría el jardín que separaba mi casa de la reja, pude ver una cara de desesperación en los ojos de Andrés.
  Mientras me acerco le voy preguntando:
-Andrés, ¿Qué pasó?
-No sabés Guille.-Su cabeza no dejaba de sacudirse de un lado al otro- Mamá leyó a Borges y salió volando por la ventana.

martes, 14 de febrero de 2012

(Shhh)

-¡Qué rica este agua!
-Si no tiene gusto a nada...
-Como el silencio.

jueves, 9 de febrero de 2012

El recinto perecedero.

  No debía entrar, pero yo estaba ahí, atrás de la biblioteca, espiando la reunión;
Era un salón grande, de paredes de cemento azulado, sin ventanas. El cielo raso era de una madera vieja, a poco tiempo de ceder. La mayoría de las paredes estaban ocupadas por estanterías que llegaban casi hasta el techo; no había escaleras visibles. En comparación al tamaño de la sala, la cantidad de personas que la ocupaban era reducida. Todos estaban desnudos, exhibiendo sus cuerpos anémicos, con sus costillas tan marcadas y una profunda curvatura hacia adentro en el vientre.
  Uno de los hombres habló:
-Parece que esta sala tenía un fin. Se me ocurrió verla como una sempiterna construcción.
-Pero ya ves, muchos se han sumergido en la locura.
   Por unos segundos solo fue silencio: todos se miraban los unos a los otros, como esperando que repentinamente saliera alguien más escondido por detrás de sus espaldas. Pero estaban solo ellos.
  Me removí inquieto y controlando la respiración, temí que en el silencio me descubriesen espiando.
-Yo no doy más.
  Uno de los participantes se dirigió con paso resuelto hacia la puerta, nadie intentó detenerlo.
-Vámonos.
  Uno a uno fueron atravesando la única puerta. El último no se atrevió a apagar las velas; prefirió esperara a que se consumiesen solas. Cruzó la puerta y con la llave en la mano, suspiró:
-Así que todo termina acá.-Y cerró.

  Salí de mi escondite alarmado, fui hasta la puerta e intenté abrirla, deseando haber soñando el sonido de la puerta al cerrarse. No se movió de su lugar.
  Volví al centro del recinto y empecé a observar cada detalle en busca de algo para poder forcejear la cerradura.
  Debajo de un escritorio de madera, con las aristas gastadas y cubierto de manchas de tinta, había otro de los famélicos seres, de espaldas a la puerta, pero tan delgado que se confundía con las tablas del escritorio.
  Alarmado, olvidé la puerta y corrí a auxiliar a ese ser, que parecía muerto.
  Ya a su lado, lo tomé por un hombro delicadamente por temor a que el mínimo roce lo deshiciese. El cuerpo no ofreció resistencia, pero al girarse la cabeza del ser, había un brillo de vida en sus ojos.
  El extraño, al verme, soltó una carcajada y exclamó:
-¡Hay más velas en la cajonera!
  Volvió a soltar otra carcajada que se transformó en una violenta tos. La tos se hizo cada vez más débil, y el hombre murió.
   Lo único que podía hacer era iluminar el lugar para mantenerme cuerdo; de todas maneras, viviría hasta que el hedor del cuerpo descompuesto me llene los pulmones.
  Abrí la cajonera del escritorio y contenía velas hasta el tope, pero no parecía haber ningún elemento para encender sus pabilos.
  Saqué unas cuantas mientras observaba las manchas de tinta sobre el escritorio: había algunas que realmente parecían haberse creado  junto al mueble. Me incorporé y empiecé a caminar hacia el centro de la sala.
  En ese instante se apagó la ultima vela.




martes, 24 de enero de 2012

El cerebro no es hermoso.


Esta noche no necesito cerrar los ojos para dormir,
simplemente voy a soñar contemplando mis pensamientos.
Esta noche todo invento del hombre es obsoleto,
nada tiene consistencia en estas pinceladas de tinta china.
Esta noche solo los grillos cantarán para mí,
la ciudad se asienta en un mar de inquietud.

Y recuerdo cuando intenté correr sobre las copas de los arboles para alcanzarte.
Y recuerdo tus alas, que no desististe de usar al verme caer.

Nunca tuve alas…
Así que nunca me viste en los espejos del océano.


Quisiera tener alas…
Aunque sea para que me contemples un instante,
Y luego cortarlas.
Pero no tenerlas por propia desición,
tener la ilusión de decidir sobre mi destino.

La oscuridad no me deja pensar.
El océano no es azul,
(Los corazones son órganos desagradables)

El ruido de los grillos es molesto
(el aullido de la cigarra me desespera)

No me gustan las alas
(no podría coordinar seis extremidades)


Esta noche no necesito cerrar los ojos para dormir.
Pero sí para escapar de mis pesadillas.




jueves, 19 de enero de 2012

Cale y Doscopio


Las estrellas son hermosas,
porque las vemos desde muy lejos y a todas juntas.

Y el mundo es enorme,
porque nuestro cerebro cabe en una tinaja.

Tu dios es todopoderoso,
porque lo ves desde el suelo las catedrales.

El arte es brillante,
porque el hombre es imperfecto.

Nuestra frialdad es inmensa,
porque no lloramos cuando las flores mueren.

Las manos del Pontífice Inexacto sobre su captura de mí.

miércoles, 4 de enero de 2012

En mi reflejo

Mezclo las cartas a la perfección,
las miro, las barajo,
pero no son mis manos....

Las apilo y juego a armar pirámides de naipes,
Un piso, dos, tres...

     ¿Por qué tuviste que necesitar la carta fundamental?
                                                                           
 ¿No te bastaba con derrumbar un piso o dos?

Giro las cartas y las hago bailar,
intento armar una pirámide de dos cartas,
pero las sopla el viento, las esconde,
me quedo sin cartas, pensativo...
                                                         ¿Cómo hacer una pirámide sin cartas?
                       ¿Y mi pirámide?
Mi pirámide....




Sólo me quedan preguntas que barajar,
las veo, las mezclo,
pero son tus manos las que creí mías,

Repartí,
dale, ¿qué esperás?
Corré, trepá la montaña
                                          ¿Te quedaste sin manos?
    ¿Estás manco?
Dale, agarrate
(te vas a caer...)
cuidado.
Te estas cayendo,
si te soltás, te morís,
Ah, cierto que no tenes manos,
dale, trepá, trepá
te caés
te caés cada vez mas rápido,
(te vas a desnucar contra el suelo)
                                     Aguantá,
                                    que veo asomarse a los deditos de tus muñones
¿O será gangrena?
¿O ya te habrás caído?
Y estás tirado en el suelo,
desangrado,
pensando que ibas a volver a hacer otra pirámide...
                                     
Idiota,
te dejaste cortar las manos tan fácil...
Al fin y al cabo, ni para barajar serviste...