martes, 11 de febrero de 2014

Las cigüeñas de París en la época precolombina

 Sé que muy pocos de ustedes se creen ese verso de muchos adultos mayores, que dicen que “ellos hacen el amor para traer hijos al mundo.” Mentiras.
  El resto sabemos que a los niños los trae la cigüeña, ya que un proceso instintivo o de amaestramiento (todavía no lo tengo decidido) del animal la hace que cumpla su función vitalicia de distribuir niños desde la FSB (Fábrica Secreta de Bebés) a todas partes del mundo.
  Y acá es donde empieza mi investigación; necesitaba saber cómo América era habitada por humanos sin la FSB o cómo enviaban a las aves allí. La realidad es que las cigüeñas sabían exactamente a donde se tenían que dirigir. Por ello, muchos franceses y portugueses se sorprendían al verlas alejarse de la costa con bebé embolsado y, mucho tiempo después, regresar con las patas vacías.
  Muchos eran de la opinión de que las cigüeñas que se lanzaban al mar tenían deteriorado su instinto (o disciplina) y al no encontrar ningún ser humano o siquiera un pedazo de tierra, arrojaban a los recién  fabricados al mar. Tantos bebés fueron y vinieron (¿Cómo iban las cigüeñas a controlar la tasa de natalidad de América si en la fábrica no se sabía nada de ello?) que los empleados de la FSB tuvieron que empezar a sacrificar animales para contener la ira del pueblo, cuyas mujeres esperaban un hijo que creían se les ahogaba en el mar. Por lo tanto, la iglesia tuvo que emitir un salvoconducto mediante esta hipótesis;  “Los bebés que son enviados más allá del mar son hijos del demonio, y por ello las cigüeñas en nombre de Dios los ahogan en agua salada.” Estas palabras tranquilizaron a la turba, aunque no faltó algún anarquista que incendió algo.
  Del otro lado del mar, en América, los nativos veían llegar a las cigüeñas del océano sin explicarse cómo esos diminutos seres les regalaban una vida. Las empezaron a divinizar, hicieron cultos, y aún hoy se mantienen en pie unas ruinas en las cuales se ve a una cigüeña de pico desgarrador y a un recién fabricado sostenido con sus garras. Lamentablemente, no me dejaron sacar fotografía alguna (seguramente para que las autoridades puedan seguir haciendo el amor sin ser juzgadas).
  El tema que queda en incógnito es ¿A dónde se dirigió la primera cigüeña? ¿Habrá aceptado el mono a un hijo venido de un ave? ¿O se habrán necesitado muchas ocasiones para que uno finalmente cediera? Quizás el sistema de amaestramiento entonces era muy rudimentario, quizás el eslabón perdido haya caído irremediablemente al mar.