miércoles, 22 de septiembre de 2010

Eclipse solar, sueño disuelto.

La madre se levanta, enciende el televisor de la cocina y prepara el desayuno de la familia. Siempre despues de su café, sale al jardín a fumar un cigarrillo.


Nunca fue una buena madre, nunca pudo comportarse ante sus hijos. Su niñez no fue fácil, sus padres no la dejaban ser. Por la noche no duerme hasta tarde; observa el techo hasta bien entrada la noche.

El padre se levanta, huele las flores desde su ventana, el acero del péndulo de su gran reloj, huele los muebles. Saluda a sus niños y desayuna en el comedor. Desayuna en una mesa de mantel verde. Siempre fue despreocupado, a veces le costaba recordar a sus hijos.

Después tengo que dejar de mirar, la sensación de olvidarlos me duele, pero tengo qe despertar.

El sol es un escudo contra la luna: un lobo que sale de nohe. En los eclipses ellos salen por la tarde a devorar sus presas.


El sol nocturno no existe, siempre habá una oportunidad para la oscuridad, pero para la luz siempre pueden haber opacidades, sombras.

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