Voy caminando por un cielo negro,
y de repente me doy cuenta de que el sol resplandecio,
que las gotas de tus lagrimas huelen,
a la mejor de las primaveras de hojas caidas.
Los ladrillos de esta calle,
me esperanzaron;
estaban uno al lado del otro,
ninguno por encima.
Doblo en la esquina de los chicos alegre,
esos que juegan en paz
El espasmo producido por esta epifania me mato,
tus labios no creen en el amor,
suicidio y resurrecion en un mismo cuerpo,
me desvanezco en un mar de ojos.
Vuelvo a la realidad, la calle esta desierta,
las hormigas, tan antiguas,
siguen trabajando en fila.
Siento unas enormes ganas de pisarlas,
me siento un asesino...
Sigo nadando de cabeza al sol,
juego con el fuego de mis manos
caliento el mar de noche,
espera, es una sensacion muy familiar,
despierto de la comedia social.
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