sábado, 16 de octubre de 2010

El juego solo quiere jugar

El anciano de barba blanca,
y su mirada de sencilla sabiduría.
Estudia los movimientos de su enemigo,
en un campo delimitado.

Androide de metálicas fauces,
Movimientos vivos y una inexpresiva mirada.
Representa la inteligencia humana,
participa del monocromático duelo.

Viejo mentor y de experiencia,
eso es lo que el androide más desea,
Su inteligencia es  elevada,
pero no es pauta de una historia,
eso no está en su memoria,
son un montón de piedras esparcidas.

Las piezas una a una caen;
Las manos temblorosas del anciano:
el caballo arrasa los súbditos del rey.
El movimiento naturalizado del androide:
una torre elimina un batallón de peones.

La constante invasión de los límites,
pilas de caídos a un costado.
El metálico sonido contra el tablero;
En la habitación resuenan las palabras
que dan finalizado el juego.



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