jueves, 5 de abril de 2012

Dínamo

Solo digo que habría que matarnos los unos a los otros,
dejarnos escapar,
entre miradas.

Si chasqueo los dedos,
es magia en el mundo del silencio.
Sin embargo los ciegos,
ciegos son.

La birome rasga la cáscara de mi cordura,
pero si no la tomo también deseo volverme loco.

Vamos a ver un show de trucos;
es una taza girando en el microondas,
naranjas apiladas en un negocio,
una hormiga llevando una hoja.

No acaricien mi piel;
las mejores caricias entierran sus garras en mi carne:
sólo así...
No digan palabras dulces;
hundanse en mi garganta:
sólo así...

Mi niño radical murió antes de saber que lo era,
mirá; comamos el vómito televisivo,
después volvamos a la normalidad,
sinónimo de superficialidad,
o locura anestesiada.

2 comentarios:

  1. Cuando llegue la hora final creo leeré este poema y abriré las llaves.

    Abrazos.

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  2. A veces las mejores caricias son las del silencio.

    Besos.

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