Comienzan a hablar del trabajo de María; tenía un trabajo estable y cómodo en una escuela cerca de su casa. Era profesora de literatura en la secundaria.
Pero ella pensaba en otra cosa, ¿Cómo podría María considerarse digna de vivir en esa casa? ¿Cómo se podría considerar digna de vivir en una casa con esa numeración?
Afirma el cuchillo entre los dedos, y lanza una puñalada hacia el costado de María que se encontraba frente a dos tazas de té. Se da cuenta y atina a esquivar, pero la otra ya había alcanzado su costado. María grita estrepitosamente y cae sentada en el suelo y apoyada contra la mesada, con los ojos desorbitados de terror y sorpresa.
Vuelve a darle otra puñalada, otra más y otra... A cada cuchillada, la sangre brota con más lentitud de las heridas de la chica, que no emite ya sonido y se encuentra tirada en el suelo, comenzando a manchar las baldosas con su sangre.
Dejando el cuchillo clavado sobre la espalda de María, ya inerte, abre su cartera y se dedica a leer su libro de Goethe, manchándolo con las manos ensangrentadas.
Ruido de sirenas, alguien toca el timbre. Ella se para a abrir. Introduce la llave, gira y abre. Entran dos policías, uno de ellos le pregunta:
- ¿Qué ha ocurrido?
- Acabo de asesinar a una traidora a la que consideraba mi amiga.
El policía se detiene un segundo a entender la respuesta, que María aprovecha para pegare con la mano cerrada en el estómago. El policía se dobla en dos, y entre jadeos la insulta. El otro, algo más rápido, la agarra de las manos.
Con dientes y manos, trata de zafarse del policía, y el otro ya recuperado y con ira, le pega con el bastón en la nuca.
Se encontraba en una habitación blanca y vacía, no había nada más que el libro de Goethe en un rincón. Se levanta y se acerca a la puerta, justo en ese momento, ingresa un hombre de blanco, con una corta barba ¿Sería el cielo? ¿O un sueño?
Luego de contemplarla un segundo, le pregunta:
-¿Cómo te encuentras?
-¿Dónde estoy?
-Eso no importa ahora, decime ¿Cómo estas?
- Bien, bien. ¿Hace cuanto estoy acá?
-Hace exactamente 17 horas-
- Como los dos primeros números de mi número…
- ¿Qué es eso de tu numero?
- El 1749 representa todo en mi misma, es mi forma de ser, de pensar, de sentir... Soy 1749, pienso como 1749 y siento como 1749. El número me habla, me da el sentido de mi vida. Porque solo yo soy digna de poseer ese número, es por eso que tuve que matar a mi amiga, ella creía que podía poseer ese número y tuve que colocarla en su lugar.
-Ya veo…-Dice el hombre mientras destapa una lapicera y mira una hoja de papel.
Entonces, en una letra temblorosa, pero clara, escribe: paranoia numerada.