Hijo de próceres desconocidos,
ojos con alas, protector, puro,
que busca el pan en los sufrimientos,
en las caricias.
Tu mente como cánula de diamantes,
muchos se pudren en un tubo de ensayo.
El orificio crece mientras más estrellas puedas contar.
Ingenuo poema,
desbordado de un pensamiento que es cementerio.
Criatura de las preguntas;
no naciste siendo minera.
Duerme niño:
sueña nuevos cuentos,
pueblalo todo de diamantes,
donde la luz no pueda alcanzarlos.
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