Se que muchos de los lectores de este estudio no creen en los fantasmas; bueno, a ellos les voy a pedir muy amablemente que dejen este artículo: sería una perdida de tiempo para ellos leerlo con una negación constante en sus mentes, en vano.
Bueno, aquí vengo a plantear un mal visto a los fantasmas en las diversas lecturas y películas sobre ellos. No, esos fantasmas no son reales, porque yo los estudié y los conozco bien.
La diferencia primordial entre un fantasma y un ser humano viviente, es el simple hecho de la ausencia de materia por parte del fantasma, además de eso y otras diferencias menores (como la levitación a 1,2 cm del suelo, el fanatismo por el miedo y los monosilábicos "bu" del fantasma), ambos seres comparten una importante faceta: el miedo.
Si, porque los fantasmas temen, y mucho. Pero no como los humanos, ellos no temen a la muerte; acostumbrados a la libertad de sus almas, son claustrofóbicos críticos.
Los fantasmas no suelen atravesar paredes. Y no por una incapacidad (ya que no están hechos de materia), si no por este miedo al que me refería antes.
Nosotros, seres materiales, no podemos saber lo que es la visión total del cemento, macizo. Ellos al atravesar paredes, en el momento en que sus caras se encuentran en el centro del muro, los invade un miedo mortal; la sola visión del componente del que está hecho el muro, de encontrarse atrapados en ese limbo material, de despertar una vieja sensación humana temiendo irritar los ojos llenándolos de polvo y arena, de que el mundo se reduzca a una visión de concreto por siempre.
Por eso los fantasmas evitan las paredes; no soportan la invasión de todo su acotado espíritu, por lo que prefieren el espacio libre.
Es por eso que vengo a llamar a la critica a intolerar las inverosímiles imitaciones de fantasmas que crean falsas verdades sobre la naturaleza de los mismos.
Y que no sea tema de burla las sábanas sobre la cabeza.
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